Traducido por Nadin B
¿Dónde?
Ferguson, Missouri. La mayoría de nosotros nunca hubiéramos escuchado sobre ese lugar, pero ahora muchos han tenido la conversación: ¿Dónde carajos está Ferguson? St. Louis, ¿más o menos?
Pero no es sencillamente St. Luis. Ferguson no es una vecindad en una ciudad en crecimiento rápido, como Watts es a Los Angeles o Flatbush es a Nueva York. Esto es autentificado por la involucración de las fuerzas policiales del departamento y del condado de Ferguson en suprimir al levantamiento reciente, en vez del departamento policial de St. Louis, por lo menos antes que el estado tomó control de las fuerzas policiales el 14 de agosto. La policía militarizada en las calles de la ciudad pequeña no han sido escogidas por los ejércitos conocidos que existen, como NYPD o LAPD (Departamentos policiales de Nueva York y Los Angeles)—a la diferencia, son una conglomeración de grupos armados organizados al nivel del condado para dirigir a estas zonas que están más allá del alcance de los departamentos policiales urbanos tradicionales. Además de su propia fuerza policial, Ferguson tiene sus propios cuerpos de bomberos y su propio distrito escolar. Esto es porque no es una vecindad urbana, sino un suburbio estadounidense más o menos tradicional, incorporado independientemente como su propia ciudad.
Esto tal vez parezca un hecho obvio, pero da cuenta de cambios mucho mas significativos en la geografía económica y demográfica en las zonas metropolitanas de los EEUU a lo largo de los últimos 20 años. Sin entender a estos cambios, no podemos esperar a entender el levantamiento, mucho menos de como podrán vencer sus limitaciones para transformarse en una confrontación mas disciplinada y sostenida al orden presente.
Quizás la cosa más repetida en los recuentos de las corrientes principales es que Ferguson solamente se ha transformado en una ciudad convencionalmente pobre y mayormente negra en los últimos 10 años. Como muchos suburbios post-guerra mundial, el apogeo de la ciudad fue en los 50 y los 60, donde hubo una duplicación de la población hasta que llegó a casi 30,000 en 1970. La desindustrialización empezando en los 70 se combinó con una caída continua de la población, hasta aproximadamente 21,000 hoy, en conjunto con la caída de la población histórica de St. Louis. Pero esto no fue tanto una simple disminución de la población sino un caso de ‘huída blanca,’ en la cual muchas personas ricas se fueron del área mientras la economía se restructuraba, sus casas envejecientes tomadas por gente más pobre en búsqueda de escuelas y viviendas mejores, ninguna de la cual existían en la desindustrializada y entonces moderadamente gentrificada núcleo de St. Louis urbana.
En algunas ciudades, esta restructuración transformó en hiper-diversas y pobres vecindades y enclaves suburbios de inmigrantes en el lugar del suburbio blanco. En los suburbios del sud de Seattle, para dar un ejemplo, mas del 30% de la población han nacido en el extranjero, con distritos escolares teniendo estudiantes con más de 30 idiomas diferentes nativos, desde amhárico, a mixteco, a camboya. Mientras tanto, un número de suburbios en el Sud y Sud-oeste de los EEUU ya tienen más personas que hablan el español como su idioma principal que el inglés.
Pero en muchas ciudades adentro del mas viejo ‘cinturón de óxido,’ el proceso fue uno de nueva migración y más una reestructuración de pautas en existencia de segregación. Esto muchas veces da cuenta al vaciamiento de la vieja ciudad, el solidificar a algunos ghettos de los barrios céntricos pobres en el estilo del ambiente de Detroit de decaimiento urbana, y, en algunas ciudades, la expansión de zonas nuevas de la pobreza hacia el exterior a los suburbios. En estas ciudades, la nueva segregación no tomó la forma de baja diversidad/alta diversidad, como en ciudades de la costa oeste, como Seattle, Sacramento y San Francisco, pero en cambio ha retenido su carácter como una división blanca/negra. St. Louis fue una de estas ciudades, pero mientras otras como Philadelphia, Detroit y Baltimore simplemente vieron la consolidación del ghetto tradicional de los barrios céntricos pobres, St. Louis ha visto un condensamiento de su pobreza urbana y una suburbización de esta pobreza al mismo tiempo.
Mucho de este cambio demográfico ha venido en los últimos 20 años. Tan tarde como el censo de 1990, la ciudad todavía era 73.8% blanca y 25.1% negra, pero en 2010 la situación se revierte totalmente, a 67.4% negra y 29.3% blanca. La pobreza se convirtió más severa y el ingreso o se estancaba o se caía, cuando se ajuste por la inflación. En Ferfuson, el desempleo se multiplicó de aproximadamente el 5% en 2000 a un promedio de 13% entre 2010 y 2012.
Esto sigue pautas nacionales en la suburbanización de la pobreza, con más gente pobre en los EEUU ahora viviendo en suburbios que en ciudades grandes. Estas pautas nacionales también demuestran un cambio significante en la geografía racial del país, que ve a centros urbanos completamente gentrificados como Nueva York, Seattle, y San Francisco podrían pronto ser encirculados por estilo-banlieue tipos de pobreza suburbia y viviendas públicas, con los pobres cada vez más echados del interior de la ciudad y nuevos migrantes establecidos afuera de fronteras municipales. Otras ciudades han visto un resurgimiento al decaimiento interior y un agravamiento de la segregación urbana. El área de St. Louis ha visto a ambas.
El Levantamiento Estadounidense se Evoluciona
Los 1960 y los 1970 vieron a levantamientos en todas partes de los EEUU, desde los yacimientos de carbon hasta los campuses de los colegios. Pero su terreno más familiar fue en los ghettos de los barrios céntricos pobres. Los pobres fueron esforzados por contratos exclusivos de viviendas a vivir en núcleos urbanos y excluídos de los suburbios post-guerra-mundiales recientemente construidos. Esto condenó la geografía racial del país, aún mientras dividía a la geografía de clase social de acuerdo con color.
Los eventos que pensamos en ser los levantamientos arquetipos de los EEUU (los de Watts, los después de ll asesinato de Martin Luther King, etc) son en realidad específicas a la geografía racial particular de su era. Y esta geografía racial es, en muchas áreas grandes metropolitanas, simplemente no más lo mismo. Después de los 1970, el ghetto fue destruido, ocupado, o amurallada, y un segmento significante de su población fueron literalmente deportados a campos para prisioneros. Pruitt-Igoe, el proyecto para viviendas en St. Louis, que era la única vivienda pública significante de la ciudad, fue demolido en 1972. La demolición fue aclamada como un salto para delante en esfuerzos a la renovación urbana, y en la administración de Reagan las viviendas públicas estaban siendo demolidas a niveles sin precedentes, reemplazadas por bonos de Sección 8, los bonos mismos recortadas por Clinton y después restringidas más por las políticas de austeridad después de la crisis económica.
La consecuencia fue que “los proyectos” literalmente fueron desaparecidos. Reforma del mercado de viviendas y el crecimiento de la burbuja económica no solamente permitía sino animaba que los pobres se fueran de los barrios céntricos pobres, que estaban bajo presión por ser re-desarrollados. La gentrificación ocurrió en unas pocas regiones selectivas, los distritos escolares se colapsaron y la población se hemorrhage. El sitio de Pruitt-Igoe permanence como una ruina abierta en el centro de la ciudad.
Y los levantamientos empezaron a cambiarse de acuerdo. Los levantamientos de 1992 en Los Angeles fueron los primeros en una formación nueva—mal caracterizados como “levantamientos de raza,” los eventos de Los Angeles fueron más el de un levantamiento general y decentralizado que no hizo ningunas demandas y, al hacer eso, fue capaz de crear un nuevo ambiente nacional a su alrededor, mientras levantamientos de nuevo se formaron en todas partes del país. Ya los levantamientos no estaban limitados a un distrito o dos, como había sido el caso en los levantamientos en Watts hace treinta años antes. Ahora los levantamientos se movieron con la ciudad entera como su sustrato—una tendencia visto de nuevo, aunque en formas mas limitadas, en Cincinnati en 2001.
No es coincidencia que esta secuencia nacional nueva empezó en Los Angeles, una de las ciudades mas urbanas de los EEUU. Los levantamientos de Los Angeles fueron una ventana hacia el futuro, su geografía decentralizada promoviendo la evolución del levantamiento estadounidense mientras se adaptaba a los ghettos nuevos que, en 1992, no mas recién se habían empezado a construir. Y ahora, 20 años después, Ferguson nos ofrece una segunda ventana; esta vez a ver como estos ghettos nuevos se podrán quemar.
Los Levantamientos de los Suburbios
Como partidarios del levantamiento, ¿qué lecciones podremos extraer de los hechos recientes? Muchas parecen asumir de que las pautas del pasado se van a simplemente repetir. Jóvenes negros van a unirse formalmente en alguna nueva secuencia de organizaciones, como el Partido de los Black Panther (Panteras Negras) hace 40 años. Pero las características concretas de la vida cotidiana que dio base a este tipo de organización ha sido demolida. Las comunidades muy integradas y densas no existen más en la mayoría de lugares. Donde si existen, han sido fundamentalmente fracturadas por vigilancia constante, ocupación policial, y el encarcelamiento de jóvenes negros. Tal vez más importante, ya no hay revoluciones nacionales y procesos de descolonización mundiales para dar lugar a una base ideológica a organizaciones exclusivamente étnicas, mientras la mayoría de los ciudades de los EEUU son más y más multi-raciales. Esto hace que tanto el ‘nacionalismo revolucionario’ y el pan-Africanismo son cada vez menos utilizadas como principios de organización para los jóvenes hoy día, aun cuando un nacionalismo reaccionario podrá siempre existir en el horizonte. Un símbolo de esta irrelevancia, los proclamados ‘Nuevos Partido de los Black Panther’ estaban en Ferguson empujando a los manifestantes por las líneas policiales y dirigiendo al tránsito.
A pesar de aparente continuidad, existe una división grande entre los levantamientos raciales históricos de los EEUU y lo que está ocurriendo ahora en Ferguson. Esta división ha tomado una formación concreta, cuando militantes jóvenes han empezando a explícitamente rechazar al liderazgo de los líderes más viejos del estado de la ‘comunidad negra.’ Como demuestra claramente un artículo de los New York Times:
“Un manifestante, DeVone Cruesoe, del área de St. Louis, dijo esta semana mientras estaba parado en la calle Canfield Drive, ‘¿Tenemos a un líder? No.’ Señalando al lugar donde Michael Brown fue matado dijo, ¿Quieres saber quién es nuestro líder? Mike Brown.”
Pero si el método más coherente de sobrepasar a las limitaciones de los levantamientos de los ghettos vino en la forma del Partido de los Black Panther, y si esto es imposible para simplemente copiar hoy, entonces ¿cómo podrán ser los actos futuros de organización? Para empezar a explorar a esta pregunta—y seguramente no va a ser contestado acá, ni en cualquier otro texto, sino en las calles iluminadas por ardientes estaciones de servicio y malls—necesitamos mirar al contexto táctico que ha permitido que los eventos en Ferguson tomen su carácter particular.
Los asesinatos cometidos por policías han indignado y limitado levantamientos en muchas ciudades en los EEUU en la memoria reciente. Pero ninguno de estos eventos han sido capaces de llevar este mismo carácter, y ninguno ha sido tan difícil para suprimir. Un contraste urbano a los eventos en Ferguson fueron los 2013 Flatbush riots en Nueva York. Estos levantamientos, provocados similarmente por un asesinato que fue cometida por un policía, fueron aplastados mucho mas rápidamente que los de Ferguson, a pesar del hecho que había manifestaciones mucho más grandes y generó mas apoyo de las vecindades alrededor. Entonces, ¿qué explica la diferencia? ¿Por qué Flatbush no dio a cabo el mismo ambiente nacional que resultó en Ferguson?
La diferencia entre los dos es principalmente uno de terreno. Flatbush está en una zona de barrio céntrico pobre, monitoreada y ocupada por el ejército séptimo mas grande del mundo, el NYPD (Departamento Policial de Nueva York). El levantamiento ocurrió en una ciudad que, después de los levantamientos de ghetto do los 60, fue completamente rediseñada para la supresión de los levantamientos—pusieron más anchas las avenidas, los proyectos de viviendas fueron dispersadas, objetos móviles fueron encadenados a las veredas, etc. Cuando el levantamiento empezó, fue suprimida hábilmente por equipos tácticas bien entrenados que se estaban operando en un campo de batalla que fue literalmente construido para ellos.
Las primeras dos noches de supresión más suave fueron encapsuladas por una tercer noche donde la policía de antidisturbios llegaron y hicieron un sinnúmero de arrestos, agarrando a la mayoría de los jóvenes más activos (43 en total) y amenazando a varios con delitos a nivel grave—haciendo daño al levantamiento inmediato y obstaculizando a la posibilidad de eventos futuros por decapitar a un liderazgo germinal. Esto fue seguido por, como siempre, el etapa del ‘buen poli,’ donde políticos progresistas como Jumaane Williams y ONGs como “Padres Vivos en el Hood” (FAITH) llamaron por un fin al levantamiento y un regreso al status quo, embellecado con unas pocas pistas al pedido oficial sobre el asesinato y promesas de reforma legislativa—todo formulado, por supuesto, como la voluntad de la “comunidad negra.”
En Ferguson, por contraste, los levantamientos se irrumpieron en una región con tantas micro-municipalidades que algunos departamentos locales policiales tienen tan poco como cinco oficiales. El gobierno del condado y de la ciudad, bombeado por un montón de equipaje militarizado, pero careciendo de personas entrenadas para utilizarlo, empezó a usar una fuerza policial que fue inepta y utilizaba la mano dura a la vez. Estos policías suburbanas estaban bien-armadas, pero también mal-entrenadas para suprimir a las movilizaciones. Utilizaron el gas lacrimógeno casi inmediatamente–algo que el NYPD casi nunca hace, y otros departamentos policiales solamente utilizan cuando están despejando a un espacio rápidamente o esforzando una evacuación de un territorio que ha sido ocupado por algún tiempo (por ejemplo la Plaza de Oscar Grant, en Oakland, California). Después dispararon a una segunda persona (un joven de 19 años). Y, a pesar de todo, no fueron capaces de hacer arrestos significantes, no pudieron acorralar a los manifestantes, y básicamente nomas se quedaron estacionados en frente de negocios grandes tirando gas lacrimógeno. De hecho, fueron tan incapaces que el estado tomó control de la situación, poniendo en control la patrulla de las carreteras.
Una razón por la cual que estas tácticas fracasaron, sin embargo, es porque los suburbios no fueron diseñados para la prevención y el aplastamiento de estos levantamientos, como fueron diseñadas la mayoría de las ciudades. Acorralar a los manifestantes se hizo casi imposible. La policía tienen pocas área de concentración que son seguras, cercanas, y fuera de la vista. Ya que los manifestantes están dispersos, los policías tienen más dificultades en defender a la propiedad privada–fuerzas grandes necesitan estar dispuestas a básicamente sentarse en frente de los centros comerciales, dispersándose ellos mismos.
Los manifestantes, mientras tanto, pueden asimilarse en las zonas residenciales alrededor mucho más fácilmente, y nuevos centros de los levantamientos son formados por tan poco como cuatro o cinco personas quemar algo o rompen algunas ventanas, y después llega más gente. Los manifestantes son muy móviles y no dependientes por el transporte público, que puede ser fácilmente vigilada, restringida, y redirigida en ambientes urbanas, paralizando a la habilidad que crezca el levantamiento. Los datos del censo demuestran que 79.8% de trabajadores en la ciudad se transportan por un vehículo personal, mientras otros 9.4% comparten coche. Estos vehículos no solamente proveen transporte rápido y fácil, pero también sirven para levantar a la energía del levantamiento. Fotos y videos de Ferguson muestran a manifestantes rodeando sus coches, poniendo fuerte música como “Fuck The Police” (A la mierda con la policía) de Lil Boosie, por ejemplo.
Finalmente, en Ferguson no hay ‘buenos polis.’ No solamente la policía es mayormente blanca sino también sus políticos, con un alcalde blanco, cinco concejales blancos y uno latino gobernando a una ciudad que es 2/3 negra. Simplemente no hay “líderes de la comunidad” que sean equivalentes a Jumaane Williams de ser capaz de mansamente suprimir a la rabia y traicionando a los jóvenes más radicales. Enfrentando a este dilema, el gobierno literalmente tuvo que traer desde afuera un liderazgo negro liberal de la ciudad St. Louis en si, agregando a Al Sharpton por buena medida. La policía después fueron ordenados a marchar con la manifestación que empezaron unos “líderes de la comunidad,” y el gobernador entregó el control del departamento a un capitán negro de la patrulla de la carreteras llamado Ronald Johnson, quien fue rápidamente fotografiado abrazando a manifestantes, en fotos que fueron un espectáculo mediático.
Todas estas características van a ser temas que se van a repetir para el estado en su intento de prevenir y a suprimir a las manifestaciones en la próxima década. Micro-municipalidades pequeñas no se han adaptado al influjo de residentes pobres que han visto en los últimos 20 años. Estas ciudades son mal-diseñadas para la supresión de los levantamientos, la policía tienen demasiadas armas y son mal-entrenados, y no contra-insurgencia mansa en la forma de iglesias negras, “líderes de la comunidad,” y ONGs ha sido establecida.
Esto es similar a la situación provista por el anarquista italiano Alfredo Bonnano hace más de 20 años:
“La presencia de estos ghettos cada vez más en crecimiento y el mensaje es que llorar en contra de ellos es el defecto más grande en la nueva perspectiva capitalista. No hay mediantes. No hay espacio para los políticos reformistas del pasado.”
En Ferguson, los innumerables arrestos, seguido por políticos progresistas y grupos de iglesia, completamente suprimió y destruyó el momentum del levantamiento. En Ferguson, la noche después que llegó Al Sharpton y un hombre negro fue puesto encargado de la policía, los jóvenes salieron de nuevo a las calles. Ellos se pelearon con los policías, incendieron fuegos, y expropriaron a bienes. Ahora los abrazos esforzados se han acabado y y las vigilias pacíficas se encuentran con ruido y lluvia y vidrio desmenuzado. El gobernador tuvo que declarar un estado de emergencia y mandó a fuerzas policiácas de todo el país.
Después que el gobernador anunció a el toque de queda en una reunión mediática, los residentes enojados fueron claros que esto solamente era el comienzo.
“No pienso que esto va a ser lindo para nada. La violencia se va a encontrar con violencia.”
Pareciera que, esta noche, el ghetto nuevo arde como el del pasado.